El tiempo y las hostias que me he llevado en esta vida me han hecho darme cuenta de que siempre hay que buscar algo en lo que apoyarnos y que nos transmita fe y esperanza. Cuando parece que todo está perdido y estás hecha mierda tienes que tener algo para apoyarte. Yo pensé que me había quedado sin nada, pensé que tanto dolor no físico junto no podía ser bueno y pensé que todo se había ido a la mierda. Experimenté esa sensación por un tiempo hasta que recordé que tenía dos opciones: olvidarte o perdonarte. No sé cuál sería la más fácil para mí ni cual elegir para no salir escaldada de todo esto. Supongo que es verdad eso que dicen de que "el amor todo lo perdona" aunque lo mío fue, más bien, por instinto. Y sí, admito que no sé estar sin ti. Que lo he vivido y no quiero volver a tener que vivirlo de nuevo. Que es como querer respirar y que te falte el aire. Que pasa un día y te parecen semanas. Vivir alejada de ti ha sido, con diferencia, lo peor que he vivido nunca... Por eso ahora te pido que no me faltes, que quiero volver a entrrgarme y a darte todo sin importarme lo que reciba a cambio. Quiero quererte sin miedo, quiero demostrarme a mí misma que he tomado la decisión correcta. Quiero quererte de todas las formas posibles, más despacio que deprisa, ya que prisa tengo poca sabiendo que me queda una vida entera para hacerlo. No quiero tener que arrepentirme y no quiero que mi madre me vuelva a ver así. Solo quiero ser feliz de una vez, y para eso te necesito a ti, que los dos seamos felices de una vez, pero juntos. No suelo ser tan cursi normalmente pero me cambias hasta sin quererlo...
-Es tarde, deberías acostar a los niños ya.
+Ahora voy, mi vida, espérame en el sofá que en un minuto estoy contigo para comerte a besos.
Así es como me imagino en unos años. Nada de cansarme de ti ni de esas mierdas que dicen que los mayores no se dan besos ni se quieren como los jóvenes. Te voy a querer siempre como ahora, lo tengo claro.
-Buenas tardes, cariño. ¿Qué tal te ha ido el día en el trabajo?
+Pues como todos, harta de mi jefe y de todo.
-Túmbate en la cama, te voy a dar un masaje a ver si así te relajas.
Por todo esto quiero luchar, quiero que luchemos juntos porque, la verdad, quiero hacer tanto contigo que no sé ni por dónde empezar...
(97) Y de repente llegas tú, no era lo planeado pero aquí estamos el uno contra el otro hasta que perdamos la cuenta de los besos, de las peleas y de los kilómetros. Aunque lo más difícil seguro que será lo último. G-N. // 27// 110km.
domingo, 25 de enero de 2015
Como una gota de agua en el desierto.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)