viernes, 31 de julio de 2015

Me siento preso

Fuimos algo y ya no hay na. Te reclamo y te escribo, soy un mendigo por tu culpa. Te marchaste y te dio igual que llorara, que sufriera por no besarte más. Y ahora pregunto que si volverás para escaparme de esta soledad que me ahoga, que me ahoga. Y sigo preso, me siento vacío, solo hay frío sin tus besos, siento escalofríos en cada uno de mis huesos, ya no hay retroceso, hasta he perdido peso, el dolor se hace inmenso. Lloro y lo pienso, hace más de un mes que por tu piel ya no descanso, pienso en que te marchas y el daño se me hace inmenso. Todo está denso sin tu boca y todo eso, me siento preso. Y tú eres la que me hace estar así, perdido en estas calles que huelen a ti. No te puedo olvidar, no puedo seguir, si no te tengo cerca no quiero vivir. Y tú eres la que me hace estar así, perdido en estas calles que huelen a ti. No te puedo olvidar, no puedo seguir, si no te tengo cerca no quiero vivir. Porque ojalá fuese tan fácil olvidarte como lo fue enamorarme de ti, puedes mentirme pero sé que por las noches te acuerdas de mí. Pienso en tu cuerpo y en mi cama, que no volveré a verte. Que hay amores que vienen y van haciéndote fuerte. Que a lo mejor sonrío, con un poco de suerte, el día que supere que ya no puedo tenerte. Cariño, no te olvido, siempre estás en mi mente. Pues tú dabas sentido a mis delirios más dementes. Sacabas mi sonrisa como hace poca gente, estabas siempre pa apoyarme y eso es más que suficiente. Tengo los ojos rojos y el corazón roto y te juro que me destroza pensar que ahora estás con otro. Que tus besos son para él y que ya no existe el nosotros, que ahora otro roza tu piel y te come poquito a poco. Quiero tenerte pero te has ido, mis sábanas te anhelan, pues saben que te he perdido. Busco el consuelo recordando lo vivido, pensando que aunque no estés, al menos podré ser tu amigo...

martes, 7 de julio de 2015

Como heridas que nunca cierran.

Estamos llenos de cicatrices, se podría hasta decir que hechos de ellas. Una por cada recuerdo de esos que te marcan de por vida. Sin embargo hay heridas que nunca llegan a sanar del todo, no se convierten es esas cicatrices que ya no duelen, son mucho peor. A veces, cuando menos te lo esperas, una de esas heridas se abre y comienza a sangrar. Es entonces cuando vuelves a impregnarte del dolor que causaba el recuerdo que esa herida contenía... Con el tiempo muchas de esas heridas llegan a ser cicatrices pero otras nunca lo son. Yo creo que todos tenemos al menos una herida de esas, otros incluso varias, dependiendo de la vida que cada uno ha llevado. Yo creo tener solo una herida abierta, pretendo ser más fuerte que ella pero hay veces que empieza a sangrar y no puedo pararla, entonces lloro queriendo que cese, que el recuerdo que guarda deje de atotmentarme... Y nada. Supongo que tendré que aprender a vivir con esa herida que se abre de vez en cuando (más a menudo de lo que me gustaría) y prepararme para las nuevas heridas que, a base de golpes, vayan abriéndose paso por mi piel. Dicen que nunca llegamos a conocernos del todo a nosotros mismos y quizás tengamos heridas que ni nosotros sabíamos que estaban pero algún día nos damos cuenta.